Soledad

Por Mauro Fuentealba

En el entramado de unas viejas rejas despintadas se encuentra una antigua y en apariencia, abandonada casa. Su dueña, una mujer de avanzada edad, es rara vez vista por los vecinos. El lugar es reconocido por la gente debido a la agresividad de un grupo de perros, que producto del abandono se han vuelto completamente salvajes.

Después de una primera impresión, me dí al trabajo de investigar más en profundidad la situación y poder entender el estado en que se encontraba aquel sitio. María Elena López era el nombre de la anciana que vivía allí, imaginada por los vecinos como una loca que tenía a sus animales descuidados. No era más que una señora en situación de abandono por parte de sus familiares, a quien hace tiempo ya habían dejado de lado por vaya a saber quién o qué cosa. El miedo hacia los perros por mi parte seguía latente, pero una vez enterado de la situación de esta mujer, pude entender el panorama que se había presentado ante mi vista en un principio.

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