Sueños devaluados

Por Sabrina Carre

En la vida hay que escoger entre ganar dinero o gastarlo.
No hay tiempo suficiente para ambas cosas.
Edouard Bourdet

No eran tiempos para gastar de más, no eran tiempos para darse gustos, no eran tiempos para los emprendimientos. Sencillamente, no eran tiempos.

Lucía decidió comenzar con su emprendimiento en el 2018, sin saber que no sería su año de suerte. El taller de arte comenzó bien, sus padres le dieron una pequeña ayuda monetaria para que pudiera comenzar y todo pareció ir de maravilla durante los primeros meses, porque pudo lograr estudiar y trabajar al mismo tiempo. Trabajó para solventar los gastos de ir a estudiar Licenciatura en Artes Visuales en Roca y, siendo de Neuquén, era todo un esfuerzo de voluntad y de bolsillo tomarse el colectivo todos los días.

En el día de su cumpleaños, el 18 de abril, los noticieros dieron la noticia de que el dólar había cerrado la venta en $20. Lucía no supuso que sería tan malo, pues la economía iba a mejorar y la moneda no podía ser devaluada aún más. Se dio cuenta de su equivocación cuando tres meses más tardes, el dólar cerró a $28 y el boleto del colectivo era el más caro de todo el país. Por esos momentos su taller de arte no iba bien, los bellos paisajes se transformaron en trazos grises, los retratos cantaban sonrisas tristes, no conseguía vender las obras de arte necesarias para poder tener una mínima ganancia, ni siquiera le alcanzaba para cubrir el costo total de los materiales ni para pagar el alquiler.

De idas y vueltas y de desvíos se cansó, el boleto aumentaba y su bolsillo lloraba. La economía no estaba de su lado.

Atrasada en los trabajos de la facultad y atrasada en el pago del alquiler no pudo más, todo costaba demasiado, vendió lo que encontró dispensable para ganar un dinero extra pero ni eso ayudó totalmente. Sus posibilidades se redujeron a dos: pagar los viajes hasta la facultad o pagar el alquiler del taller. Dos meses después puso un cartel que gritaba en rojo “Liquidación”, como una señal de auxilio o peligro. Rebajó todos los precios y puso fin a su sueño, al fin y al cabo aún no tenía el título. Pensó que no podía autodenominarse artista, aunque en realidad esos oscuros pensamientos venían de saber que sus sueños se estaban devaluando. Ese mismo día el dólar cerró a $40,52; los locales provinciales cerraron, las personas prefirieron buscar otras alternativas menos costosas que el colectivo y otros abandonaron sus sueños. Ella pertenecía a todos los grupos ya que no eran sus tiempos, ni lo iban a ser por el resto del año.

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