Geriátricos: ¿Lugares de olvido o cuidado?

Por Daniel Quilodrán

Entrevista a Marta Reydet, directora de “Residencia Patagónica”, geriátrico emplazado en Villa Regina.

Marta Reydet es enfermera y trabajadora social, empezó en la clínica que comandaba su marido, el doctor Alencastre, hace más de 40 años. Ella fue la encargada de la remodelación de la clínica en residencia de adultos mayores, proyecto que se concretó hace 19 años. Comencé a preguntarle de inmediato sobre su trabajo con los residentes ingresantes.

– ¿Existe un período de adaptación para los “abuelos” que recién ingresan?

-Sí, hay período de adaptación previa. Por recomendación de los doctores de acá se pide a los hijos venir a verlos para que no se sientan abandonados. Se sienten como cuando chicos los mandamos a una guardería, de grandes van al geriátrico. Una de nuestras misiones es que el abuelo siga teniendo la compañía del familiar.

– ¿Hay familiares que no vienen a visitarlos?

-No te digo que no hay gente que no viene, pero no por una cuestión de que lo abandona. Sino porque no tienen familiares y nosotros al trabajar con PAMI hacemos frente a diversas situaciones sociales. Por ejemplo, gente que vino de chile y de pronto no tuvo más contacto con su familia y hoy se encuentra sólo.

Con el movimiento permanente de sus manos, Reydet no se negó a ninguna pregunta. Una de las mayores incógnitas que tenía era si se realizan eventos especiales para fomentar el encuentro con familiares. A lo que respondió que sí. La residencia celebra el día de la familia. Un día en el cual se organizan partidos de tejo, bingo, algún espectáculo musical; pero sobre todo se fomenta el vínculo con los seres queridos. Es un momento de disfrute con los mayores donde siempre hay un mate presente y alguna delicia que lo acompaña.

Me iba despidiendo de la charla cuando realicé una última pregunta que se basó en como hacían para controlar la medicación de cada uno de los 62 pacientes. Reydet respondió: “Hay una enfermera que realiza un informe de cada paciente sobre su estado en la noche, ese informe es revisado por el doctor de la mañana. En el caso de los medicamentos cada paciente tiene una cajita con su medicación donde se detalla que se dio y que no. Una enfermera se encarga de mirar cada una de las cajas”.

Al final de la charla hice una recorrida por el edificio. Las habitaciones son compartidas con hasta tres camas cada una, claro está que no es un hotel de lujo pero parecen cómodas. Los baños tienen un gran espejo por donde mirarse y las duchas están acondicionadas para que los abuelos no sufran caídas. Tienen barandas a su alrededor. Hay un gran comedor con varias mesas de color negro y sillas por doquier, allí pasan la mayor parte del día los residentes.

Finalmente me despedí, pero prometiendo volver. Pude comprobar que los geriátricos no son tan sombríos como aparentan ser. Son espacios de relación, de nexo entre mayores que requieren cuidados constantes y sus familiares.

Existe la creencia generalizada de que los geriátricos son lugares de olvido y maltrato. Emprendí la misión de conocer de cerca uno de estos lugares. “Residencia Patagónica” es el nombre. Entrevisté a su directora, a enfermeras y a algunos residentes para conocer sobre su cuidado.

Esa tarde me subí al auto. Hacía calor y así lo pude comprobar con la gente que me acompañó en el viaje. Era cuestión de acostumbrarme, eran los primeros calores que vivía la región. Me dirigía por primera vez a la residencia de adultos mayores, no sabía que encontraría ahí y mucho menos si me darían la información que planeaba recoger. Luego de 20 minutos llegué al lugar. Era una vieja clínica que se convirtió en residencia de mayores. Se emplaza en la calle Libertad y Mariano Moreno en Villa Regina a tan solo pasos de la ruta nacional 22. El edificio poco tenía ya de su época de clínica. Ahora la residencia era como una gran casona blanca con portones que dejan entrever el interior.

Toco el timbre porque el portón solo se abre si ellos lo permiten. Al entrar al hall me encontré con una administrativa que al cabo de un rato de espera finalmente me atendió. Cuando le hable de mi trabajo de inmediato me derivó a la dueña y administradora general.

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