Los Espíritus hicieron temblar el Valle

Por Luciana Avilés

Tras una hora y media de espera, la multitud forma un bloque único frente al escenario. Cerveza en mano, mirada fija, escenario grande, expectativas. La convocatoria de la banda oriunda de Buenos Aires, Los Espíritus, ha crecido desde la primera vez que visitó el Valle en marzo de 2017, en Pirkas, Neuquén. Luego de su primer show regresó en septiembre para repetir la experiencia y, nuevamente, agotaron las localidades. Pirkas quedó chico y Los Espíritus convocaron esta vez en Kimika, un boliche ubicado en Cipolletti, a metros del puente carretero. Todo el Valle invitado.

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“Esa luz que ha iluminado al sabio espera” comienza el ritual con la quinta canción del último disco “Agua Ardiente”. La acústica de Kímika -por tratarse de un espacio más amplio- abre nuevas posibilidades. Pipo Correa, en batería, y Fernando Barreyro en percusión marcan el latido general. Martín Fernández Batmalle establece el ritmo con su bajo. Santiago Moraes, Maxi Prietto y Miguel Mactas se suman con voces y guitarras. Entre todos producen una amalgama musical que combina rock con blues, psicodelia con ritmos latinos. La multitud comienza a mecerse.

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Tiene los ojos cerrados y el cuerpo se le mueve casi contra su voluntad. “Ardes, perdida en el fuego. Vos sos, mujer, la hoguera”. Canta y la melodía lo atraviesa por completo mientras se contornea de izquierda a derecha y viceversa. Abre los ojos, observa a su alrededor el estado de trance. Cada uno y cada una “en la suya”. La soledad en la multitud, la paz, la conexión. A esta experiencia asiste el público de Los Espíritus.

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Se observa desde lejos una masa que se mece cual oleaje marítimo al ritmo de “Vamos a la luna”, “Mares”, “La crecida”. Los Espíritus recorren las canciones de sus tres álbumes: “Los Espíritus” (2013), “Gratitud” (2015) y “Agua Ardiente” (2017). El ritmo del oleaje cambia y se embravece con “Negro Chico”, “La rueda que mueve al mundo”, “El gato” y “Jesús rima con cruz”. Un pogo incipiente suma adeptos que se acercan a saltar al tiempo que acompañan con coros gritados a Maxi Prietto.

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El público de Los Espíritus es fiel, sus caras se repiten en la multitud. La banda ofrece una fiesta ritual a la que cualquier persona mayor de edad puede participar. Una invitación al disfrute, la conexión y la experimentación sonora con ritmos psicodélicos y caribeños. Un grupo para ver en vivo.

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