Recorrer la historia

Por Francisco Mazzoni

Desde que se inauguró la muestra “Juicio y Castigo: imágenes para no olvidar” el pasado 23 de marzo, la he recorrido casi todos los días, con más o menos “conciencia” de por dónde estoy transitando y de la historia que me atraviesa en esos escasos metros que hay entre la entrada al edificio nuevo de la facultad y mi aula.

Lo primero que elijo transitar es la galería donde están los «hijos nativos o adoptivos de Río Negro y Neuquén». Bajo la mirada atenta de las 113 compañeras y compañeros desaparecidos durante el proceso, me invade la sensación agridulce de que mi nombre bien podría estar en esas paredes; no soy tan diferente a ellos y ellas como 42 años de distancia podrían sugerir. Sus historias me recuerdan que nadie estuvo a salvo y que frente al fascismo, nadie lo está.

Doy media vuelta, hacia la entrada. Aquí la mirada de los genocidas tampoco me resulta indiferente ni menos difícil de esquivar. Están junto a la entrada al edificio, ellos, sus estrategias, sus crímenes y sus procesamientos. Siento que algo adentro mío se revuelve al ver que ni la edad les ha derrotado el convencimiento en lo que hacían.

Esta primera parte de la muestra, dispuesta casi como en un círculo, me lleva de nuevo hacia donde los compañeros y compañeras me interpelan con una mirada aún más intensa, «¿ves lo que nos hicieron?»

Llego hasta el final de la galería e inescapable hay una línea de tiempo con un mensaje claro: la última dictadura ocurrió hace sólo 42 años. Y que no fue un hecho aislado, sino parte de un plan cuidadosamente planeado y ejecutado. Me encuentro con un cartel que reza «No fueron errores. No fueron excesos. Los crímenes perpetrados por el Estado Terrorista constituyen la aplicación concreta de la Doctrina de Seguridad Nacional, fundamento teórico del Terrorismo de Estado». Y me estremezco un poco más, leer que tal barbarie haya tenido un fundamento teórico ¡que la represión haya tenido manuales! Los genocidas tuvieron hasta su propia academia. La consigna «Ni olvido ni perdón» resuena como campanadas en mi cabeza y con razón, ¿cómo olvidar que estos “señores” eran gente formada y «culta»? ¿Cómo perdonar cuando se llevó a cabo tal sistematización de la tortura y la represión?

Finalmente, hacia la derecha de la línea histórica, cosa que no creo casualidad ni coincidencia, me encuentro con un retrato quizás más  estremecedor que los propios genocidas: el retrato de 30 años de «tira y afloje», de los intentos desesperados de los responsables por garantizar su impunidad y de la lucha aún más visceral por parte de los organismos de derechos humanos por negarle esa impunidad a los responsables. Una muestra clara de que el camino de Juicio y Castigo aún no está del todo recorrido, pero que mientras el pueblo, nosotros, no olvidemos, el camino seguirá marcado claramente frente a nuestros pies.

Imágenes para no olvidar

Por Francisco Mazzoni

Desde que se inauguró la muestra “Juicio y Castigo: imágenes para no olvidar” el pasado 23 de marzo, la he recorrido casi todos los días, con más o menos “conciencia” de por dónde estoy transitando y de la historia que me atraviesa en esos escasos metros que hay entre la entrada al edificio nuevo de la facultad y mi aula.

Lo primero que elijo transitar es la galería donde están los «hijos nativos o adoptivos de Río Negro y Neuquén». Bajo la mirada atenta de las 113 compañeras y compañeros desaparecidos durante el proceso, me invade la sensación agridulce de que mi nombre bien podría estar en esas paredes; no soy tan diferente a ellos y ellas como 42 años de distancia podrían sugerir. Sus historias me recuerdan que nadie estuvo a salvo y que frente al fascismo, nadie lo está.

Doy media vuelta, hacia la entrada. Aquí la mirada de los genocidas tampoco me resulta indiferente ni menos difícil de esquivar. Están junto a la entrada al edificio, ellos, sus estrategias, sus crímenes y sus procesamientos. Siento que algo adentro mío se revuelve al ver que ni la edad les ha derrotado el convencimiento en lo que hacían.

Esta primera parte de la muestra, dispuesta casi como en un círculo, me lleva de nuevo hacia donde los compañeros y compañeras me interpelan con una mirada aún más intensa, «¿ves lo que nos hicieron?»

Llego hasta el final de la galería e inescapable hay una línea de tiempo con un mensaje claro: la última dictadura ocurrió hace sólo 42 años. Y que no fue un hecho aislado, sino parte de un plan cuidadosamente planeado y ejecutado. Me encuentro con un cartel que reza «No fueron errores. No fueron excesos. Los crímenes perpetrados por el Estado Terrorista constituyen la aplicación concreta de la Doctrina de Seguridad Nacional, fundamento teórico del Terrorismo de Estado». Y me estremezco un poco más, leer que tal barbarie haya tenido un fundamento teórico ¡que la represión haya tenido manuales! Los genocidas tuvieron hasta su propia academia. La consigna «Ni olvido ni perdón» resuena como campanadas en mi cabeza y con razón, ¿cómo olvidar que estos “señores” eran gente formada y «culta»? ¿Cómo perdonar cuando se llevó a cabo tal sistematización de la tortura y la represión?

Finalmente, hacia la derecha de la línea histórica, cosa que no creo casualidad ni coincidencia, me encuentro con un retrato quizás más  estremecedor que los propios genocidas: el retrato de 30 años de «tira y afloje», de los intentos desesperados de los responsables por garantizar su impunidad y de la lucha aún más visceral por parte de los organismos de derechos humanos por negarle esa impunidad a los responsables. Una muestra clara de que el camino de Juicio y Castigo aún no está del todo recorrido, pero que mientras el pueblo, nosotros, no olvidemos, el camino seguirá marcado claramente frente a nuestros pies.

Bebida nacional

Por Milagro Malaccorto Reile

El mate es la bebida más frecuente entre los países del sur de América Latina. Protagonista de desayunos, charlas, jornadas laborales, etc. En otras palabras es la forma más simple y económica de acercarse al otro. Pero ¿cómo es el ritual que se convirtió en sinónimos de cultura en estos países, particularmente de Argentina? Leer más →

Biografía de Nelson Mandela

Por Matías Montiel

Nelson Mandela nació el 18 de julio 1918. A los 22 años comenzó la carrera de Derecho en Johannesburgo, tras ser expulsado de su primera universidad, Fort Hare. De manera paralela empezó su trayectoria política al afiliarse al Congreso Nacional Africano, un partido político que defendía los derechos de la población negra. Leer más →

Cómo definimos nuestra bajada 2017

Como en cada aparición de Contracorriente, debíamos definir con el grupo de Lengua y Discurso 2 la bajada  de nuestra revista.  Funcionaron como anclaje a la discusión las bajadas anteriores: Los salmones de la 35, Abriendo el juego, Una buena impresión, Cata de textos y contextos y Cauce de tinta encendida.  Condensación semántica y frase con impacto, fue lo solicitado. Exigimos un cierre y en el pizarrón las manos de Laura Dimarco y Marcia Cide volaban.

F5 a la escritura primó sobre Al fondo puerta 4, Un giro pixelar, Lucha a puño y tecla, Compuestos y complejos, nada de simples. Humor, discusión, ruido. Ofendidos y complacidos. La fundamentación ganó la partida.

 

Lucrecia Reta

Proyecto y Dirección de Contracorriente