Comunicación interpersonal y grupal

“Mi experiencia personal sobre el acercamiento a la lectura comenzó cuando era chica, ya que mi mamá (docente de primaria) me ofrecía sus cuentos infantiles para que me entretenga, también me leía cada noche antes de ir a dormir. Cuando llegué a séptimo grado la directora de mi escuelita observando como era mi forma de ser (revoltosa, por cierto jaja) me recomendó un libro que estaba leyendo su hija llamado Caídos del mapa de María Inés Falconi. Con él me sentí muy identificada y seguí leyendo hasta el 11 (a principio de este año salió el 12).”

Fiorella Ciaramaría

“En mi primer acercamiento a la lectura tuve la suerte de conocer la historia Almohadón de plumas, uno de los cuentos del libro Cuentos de amor, de locura y de muerte de Horacio Quiroga. En aquel momento tenía entre 7 u 8 años y encontré el libro entre un montón de documentos de mi abuelo. La historia, si bien es tétrica y sangrienta, me llamó mucho la atención. Cuando le conté a mi madre sobre lo que había leído, me dijo que iba a comprender mejor las historias del libro con los años. Y así fue, hoy en día tengo ese libro guardado y siempre llevo una copia de su PDF en mi celular porque los cuentos del libro me hacen reflexionar sobre lo que puede llegar a pasar por la cabeza de una persona.”

Santiago Aquino

“Mi primer acercamiento a la lectura empezó con las fábulas en primer grado de primaria y luego en sexto cuando nos dieron a leer Caídos del mapa de María Inés Falconi y Frin de Luis María Pescetti. Esos dos libro son los que más me gustaron y los que me traen lindos recuerdos de la primaria.”

Georgina Flores

“Mi primer acercamiento a la lectura fue en la infancia. Mi papá y mi mamá me leían todas las noches el mismo libro de Los Rugrats. Mi abuela, cada vez que iba a dormir a su casa, me leía hasta el cansancio Lili y Max de Dominique Saint Mars. Pero mi primer lectura de manera consciente fue a fines de sexto grado de la primaria. Mi madrina siempre me regaló libros. En ese año fue Rafaela de Mariana Furiasse. Rafaela me acompañó mucho en ese momento de mi vida. Me sentí no solo identificada sino resguardada y comprendida. Creo que desde entonces ese es el lugar y lo que siento cuando me acerco a un libro.”

Guadalupe Fontana

“El primer libro que leí o por lo menos el que recuerdo fue durante la escuela primaria. La maestra había decidido que el material que se nos proporcionaba era por decirlo de algún modo demasiado ingenuo y optó por darnos una nueva alternativa con la lectura de Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos. En ese tiempo este tipo de lectura resultó una nueva experiencia ya que narraba una realidad de la cual no era consciente, además de que los libros a los que tenía acceso eran los manuales de la biblioteca en la escuela.”

Karen Novoa

“Mi relación con la lectura es desde muy chica, si mi mamá no estaba leyendo algo para sí misma, le leía a mi hermana El señor de los anillos antes de dormir. Además, yo tenía mis propios cuentos infantiles y un libro enorme de 365 fábulas,que leía cada noche. Sin embargo,el libro que creo más marcó mi infancia fue Natacha, de Luis María Pescetti. Me lo pidieron para la escuela, en cuarto grado y lo leí en una tarde, cuando acompañaba a mi mamá en una marcha. Si bien en ese momento me gustó por sentirme identificada con las locuras de la nena y de su amiga, hoy busco en los libros la posibilidad de ser alguien más, de viajar, de no ser yo sino esa persona en esa historia; de conocer el mundo.”

Ro Velasco

“En mi niñez fui más aplicada de lo que soy ahora. Recuerdo que en la primaria me gustaba hacer los trabajos con antelación y amaba que las profesoras me felicitaran. Todavía me pregunto qué será hoy de esa niña. Pero una de las cosas que aún conservo es escribir. De pequeña escribía muchos cuentos y relatos. En ese entonces me llamaba la atención el relato de historias ficcionadas. Mis padres, más que nada mi papá, apoyaba y promovía mucho esa parte de mí. Un día en cuarto grado, las maestras nos pidieron averiguar y llevar información a clase sobre escritores argentinos. En esa época no teníamos internet, entonces, como era costumbre le pedí ayuda a mi papá. Y él me dijo que buscara en la famosa Encarta a Julio Cortázar. Ya con mi información recopilada sobre su persona sentí un poco de deseos de conocer sus escritos. Ahí fue cuando mi padre me prestó un libro que recopila cuentos de Cortázar.
En ese tiempo siempre leía, pero eran libros para la escuela. Los típicos libros didácticos que tratan matemática, lengua, ciencias naturales y ciencias sociales en un solo tomo. Hasta ese momento no me sentía interpelada por un relato. Con Cortázar fue como descubrir un nuevo mundo, el deseo de saber más y más. De sentirse atrapada en el relato. Que cada página sea un enigma por resolver. El primer cuento que leí fue Casa tomada y después le siguió La autopista del sur. Aún recuerdo cómo imaginaba en mi cabeza los escenarios y los rostros de los personajes que iba describiendo Julio. A partir de ahí comprendí la riqueza de la lectura, era como mirar una película donde mi imaginación era partícipe. Por supuesto mi padre se sintió muy a gusto con mi nuevo apetito en la lectura. Entonces me regaló Rayuela. (…)
A medida que fui creciendo abandoné un poco la escritura pero la imaginación sigue viva. (…) Pero gracias a esa tarea de aquella maestra de cuarto grado y a mi papá pude abandonar la lectura funcional, que era más bien impuesta y obligatoria. Ahora cada vez que voy a una librería o biblioteca no puedo evitar estar media hora leyendo títulos de novelas. Me gusta conocer nuevos autores, nuevas formas de escribir y de contar. Para mí la lectura fue muy importante para encontrarme a mí misma y reconocer mi propia esencia.”

Agustina Bodanza

“Recuerdo claramente aquel día cuando iba a segundo año de la escuela secundaria, un profesor de Lengua y Literatura nos hizo ver una película basada en hechos reales, Escritores del Diario de la Libertad. (…) empezamos a verla, muy interesante por cierto ya que estaba basada en hechos reales y eso capturaba más aun nuestra atención. Además abordaba una temática llamativa, nada más y nada menos que alumnos de un colegio de Long Beach, California, Estados Unidos sumergidos en infinidades de conflictos sociales, familiares, etc. La actriz de la película, Gruwell, una docente muy joven tenía el desafío de llevar adelante las clases conflictivas y solucionar en el andar alguno de esos conflictos para que por lo menos los estudiantes pudieran aprender algo en su clase.

La docente buscó muchas formas para poder sobrellevar cada una de las clases, pero sin embargo no bastaba nada de lo que hacía. Pero de repente les hizo leer un libro, El Diario de Ana Frank y como consigna les pidió a cada uno de ellos que redactasen un diario propio contando sus historias y situaciones personales. (…) Los estudiantes a través de un libro se encontraron consigo mismos y lograron canalizar mediante esa lectura parte de sus vidas y conflictos. Lo mismo me pasó a mí. Al otro día fui a una librería de mi ciudad y me compré el Diario de Ana Frank, el mejor libro que haya leído jamás.”

Yerson Parada

“Mi primer acercamiento a la lectura fue a los 6 años cuando podía estar horas leyendo cuentos clásicos, en especial amaba uno que tenía música y era la historia del jorobado de Notre Dame. También me encantaba escuchar un cd con el cuento narrado de Toy Story. Pero el libro que realmente me marcó, y de hecho siempre vuelvo a él, es Misión posible de Cristina Alemany y Mónica Plöese. Fue una lectura asignada en séptimo grado y me movilizó porque la temática era distinta a todo lo que había leído. Inclusive recién lo busqué para corroborar los nombres de las autoras y noté lo cerca que lo tengo. Siempre me remonta a la primaria y a los recuerdos de ese último año tan importante en mi vida.”

Aldana Sandoval

“Excavando en mis recuerdos encontré Cinco más cinco, un libro que recopila diez cuentos infantiles de autorxs argentinxs, el que marcó un inicio. Barbapedro de Graciela Cabal mi relato favorito. Quizá en segundo o tercer grado, me acuerdo que alguien me lo leía (seguramente mamá) y más adelante lo leía yo de vez en cuando, siempre con fascinación y risas.”

Camila Díaz Nicolás

“Mi primer encuentro con los libros fue a la edad de 6 años cuando mi tía me regaló un libro didáctico con información de las diferentes culturas del mundo, también traía una series de figuritas autoadhesivas para pegar en un mapa, según la información que había leído. Luego vendría la emocionante tarea de leer los clásicos como Caperucita roja, Pulgarcito, etc. Pero el que más llamó mi atención fue el que leí en séptimo grado, Tengo un monstruo en el bolsillo de Graciela Montes, y justo daba la casualidad que había estallado el boom de «la mascota virtual» entonces pensé que quizás podía tener una especie de monstruo en el bolsillo.

Christian Villarreal

“El primer libro que leí por placer fue el clásico Mi planta de naranja lima del escritor brasileño José Mauro de Vasconcelos, que cuenta la infancia del autor en la pobreza propia de la favela brasilera. Mi mamá tuvo la magnífica idea de regalarme para el Día del Niño de 2008 (yo ya tenía 10 años) esta hermosa novela sobre la importancia de la niñez y lo difícil que puede ser tener que madurar a una edad muy temprana por la realidad económica que rodea tu familia y tu entorno. Sin duda, esa novela fue el inicio de un efecto en cadena para una larga relación mía con la lectura, después de ese, seguí leyendo todo lo que podía del autor, y luego me fui independizando y buscando nuevos estilos, nuevos géneros hasta llegar a tener una estantería propia en mi habitación con 200 libros.”

Agustín Sohn

“Los primeros libros que leí fueron cuentos infantiles, de hecho hasta el día de hoy los sigo leyendo (me encantan) Blancanieves, Hansel y Gretel, Blondina, etc. Ese fue mi primer acercamiento a los libros; pero a partir de los 10 u 11 años me llamaron mucho la atención las novelas. No un libro en especial, sino todos. Cualquiera que tenga un título bonito.”

Jaqui Montiel

“El primer acercamiento a la lectura, que recuerde en este momento, fue con las revistas de Condorito antes de empezar la escuela primaria. Más por aburrimiento que por otra cosa, fui creando el hábito de leer siempre cuando me acostaba, hasta quedarme dormido.
En mi casa nunca se leyó mucho, por no decir nada. No recuerdo que hubiera libros en ningún lado, por lo cual siempre fue un poco difícil el acceso a la lectura. Sin embargo recuerdo con el pasar de los años leer cualquier libro que cayera en mis manos, hasta el día de hoy, tener una modesta biblioteca que es mi único orgullo material…”

Jonathan Paineman

“En la navidad del 2007 recibí un regalo muy especial… no se trataba de juguetes ni ropa, era algo diferente, algo que solo con el corazón se puede ver bien, en este caso un libro. Al principio lo miré con desgana, me generaba algo de rechazo, con el tiempo supe apreciar de qué se trataba «lo esencial es invisible a los ojos».
Hoy escribiendo esto revolví cajones y cajas de mi habitación buscándolo para recordar la dedicatoria especial que no era como todas las dedicatorias suelen ser, ésta tenía una frase que no logro recordar. El libro es El Principito… mi mamá me dice que ella lo tiene visto por algún lugar que ya lo va a buscar… mi mamá siempre encuentra todo, espero esta no sea la excepción y pueda encontrarme nuevamente con este libro.”

Tomás Harada

“Mi relación con la lectura, al principio fue horrible, detesté por años todo lo relacionado a leer, porque era una actividad obligatoria por mi padres, que no me entretenía ni me interesaba. Hasta séptimo grado donde una profesora me recomendó cuentos de Sherlock Holmes y quedé atrapado en el misterio, las deducciones elaboradas basadas en pequeñas pistas y el misterio. Poco después, encontré a Poe que usaba la poética para expresar una visión sombría y me encantó.”

Matías Montiel

“En mi caso, la primera relación que tuve con la lectura fue en sexto grado, en ese momento la profesora nos alentó a leer El fantasma de Canterville de Óscar Wilde (la verdad que al principio no me convencía mucho) con el tiempo me fui afianzando y me terminó interesando. Recuerdo que la profesora, una vez a la semana, nos llevaba al patio del colegio a compartir libros de diversos géneros y nos charlaba un poco de los libros que ella leía en su infancia y lo que recordaba de cada uno, fue una experiencia muy linda.”

Paula Espinel

“Tengo libros en la mano desde pequeña, pero no me gustaba leer absolutamente nada, leía por obligación. Cuentos en la primaria, en el secundario, policiales, dramáticos, infantiles, de terror, ciencia ficción, aventuras, amor… cualquier género. No me gustaba. No había caso. Hasta que una amiga hablaba sin parar de un libro, constantemente, era insoportable. ¿Tan bueno iba a estar un libro? Sí, estaba genial. Lo terminó, me lo pasó, y no duró ni dos días arriba de la mesa de luz. Recién ahí comencé a tener una buena relación con los libros, con la lectura. No importa el formato, libro, fotocopia, pdf, de la compu, del celu. Las ganas de leer tardan en llegar, pero al final, al final llegan.”

Juana Paiola

“Un 20 de julio del 2004, el día del amigo, a mis 8 años de edad tuve entre mis manos el primer libro que mi mamá me regaló. Está guardado en la biblioteca de la casa de mis papás. Gracias a esta actividad, recordé que en su momento no fui muy consciente, pero ahora lo siento como una reliquia, ya que fue el primero libro que mi mamá me regaló y dedicó. Se llamaba Chat Natacha Chat de Luis María Pescetti. Fue una narración que me atrapó con mucha facilidad, porque me identificaba mucho la vida de Nachata. Era una niña de unos 9 años que tenía diferentes experiencias en la escuela, con sus amigos y padres. Transmitía todos los sentimientos que una niña de esa edad pude sentir en pocos años de vida.”

Arev Ojunian

“Mi primer acercamiento a la lectura fue con un libro que mis padres me regalaron apenas aprendí a leer, la realidad es que a esa edad solo recuerdo que me llamaron la atención las ilustraciones. Mis lecturas más consientes fueron también la de muchos compañeros: Chat Natacha Chat y Frin, de Luis María Pescetti y Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos. Sin embargo reconozco que en esas épocas me vi inmersa en la televisión, mis padres trabajaban todo el día y “no tenían tiempo” para acompañarme en el camino de la lectura.
Ya en la secundaria, la lectura fue en ascenso pero de modo obligatorio (leía porque debía). Sin embargo entre los textos elegidos por el área de literatura me encontré con 1984 de George Orwell y El juguete rabioso de Roberto Arlt, los cuales me gustaron y me demostraron otras opciones de lectura.”

Emi Segovia

“Mis primeras lecturas fueron historietas que eran de mi papá. A algunas les faltaban hojas (…). Daisy, el pato Donald, Tío Rico. Conocí a Juanito, Jaimito y Jorgito! Los leía y releía todo el tiempo hasta que se compadeció de mí y me consiguió un libro (usado como a él le gusta) que ya traían nuevas historietas, El oso Yogui es el que más recuerdo!! Leía muchos cuentos que me traía, no sé de donde, pero era feliz cuando lo veía llegar con uno nuevo. Más adelante me encontré con El Principito y Mujercitas, libros que empecé y jamás termine. Me dijeron que era muy chica cuando quise leerlos, que no tenía edad todavía, y no sé si es porque me lo dijeron, pero así fue, no los entendí y hasta me «enoje» con esos dos libros!!
Más adelante me fui encontrando con libros que elegía de la gran biblioteca que hay en casa de mis papás. Cuando me quedaba sin libros me mandaban a elegir uno de la biblioteca, pero eran todos de historia! Así que agarraba los manuales que usaron mis hermanas más grandes en la primaria (…) No recuerdo los nombres de los libros, pero ahora me doy cuenta que todos los manuales estaban a mi altura!
(…) Muchas gracias por la actividad, me vinieron a la mente libros hermosos y momentos increíbles en mi rinconcito de la cama con el velador tapado para no molestar a mis hermanos con la luz!”

Malen Neyra

“Mi primer acercamiento con la lectura fue bastante forzosa. Mi profesora de quinto grado nos hizo leer Situ signo no es Cáncer de Graciela Bialet. Teníamos que leer un capítulo en un lapso de 15 días. Obviamente no leí ninguna, hasta el día que me hizo preguntas y no supe qué responder. Como consecuencia de la nota que le mandó a mi mamá me vi obligada a leer… Para mi sorpresa, leí el libro en 5 días. Claramente me gustó.”

Gabriela Rojas

“Mi primer acercamiento con la lectura fue en la primaria. Mi maestra de lengua de sexto grado nos dio como actividad la lectura de Caídos del mapa de María Inés Falconi. Me reí muchísimo leyendo ese libro y hasta lo volví a leer reiteradas veces. Creo que es hermosa la sensación que se experimenta cuando terminamos de leer un libro que nos hizo volar tanto.”

Camila Augusto

“Mi primera experiencia con la lectura fueron las historietas de Mafalda, gracias a mi hermana mayor que le encantaba… Recuerdo que eran momentos súper divertidos de leer juntas. Además a veces me sentía muy identificada con esta niña, ya que como ella odiaba la sopa y que me pregunten a quién quería más, si a mi papá o mi mamá…
Siempre me pareció una genia Mafalda, es divertida, tierna, original… Creo que es de esas lecturas que te atrapan para siempre, ya que constantemente vuelvo a leer y reír con sus historietas. Además nos lleva a reflexionar valores y conceptos muy importantes de la realidad.”

Camila Pesatti

“El recuerdo más vívido que tengo de mi primer acercamiento a la lectura es con un libro de Calabozos y dragones. Era un libro grande, colorido, con muchos dibujos. No recuerdo su título. Fue un regalo de mis padres después de un viaje que hicieron a Buenos Aires. Yo tenía alrededor de seis o siete años, y lo que llamó mi atención respecto de aquel libro era la posibilidad de “elegir mi propia aventura”. La historia nunca era la misma. Siempre dependía del lector. Cuando me leía mi madre, la historia siempre era corta y con un final relativamente feliz. Si me leía mi hermano mayor, la historia daba miedo. Y cuando la leía yo, la historia era interminable. La posibilidad de avanzar y volver en la historia me parecía atrapante, ya que verdaderamente podía “jugar” con el libro y desordenar cualquier habitación de mi casa intentando armar montañas, cuevas y castillos.”

Marcelo Bustamante

La propuesta metodológica y pedagógica buscó hacer sentido en los y las estudiantes. Abrir a la posibilidad de poner en valor los textos y contextos que han intervenido en la configuración de sus biografías como lectores y lectoras. Leerse para mediar en la práctica lectora. Así, al rememorar los distintos saberes y experiencias, estos se pusieron en juego y sólo hizo falta echarlos a rodar.

Mi vida de MC: Una salida a través del RAP

Por Santiago Guerrero Cavalli

Después de inflar las ruedas de la bicicleta, de varias advertencias por parte del dueño del rodado 26 y de mi papá, emprendí el viaje que me llevaría a 23 cuadras de mi aburguesada vida estudiantil. En el Barrio Tiro Federal, barrio de trabajadores en el noroeste de Roca, a dos cuadras de la avenida de la droga (sector donde se venden drogas al menudeo en cantidades importantes), nació Leer más →